Hace varios años publiqué un libro titulado Producir la juventud. Desde entonces se supone que soy experto en juventud. El problema es que lo que yo planteo en el libro es que no puede haber expertos en juventud. Por defender eso me veo convertido en uno de ellos. Lo que voy a plantear aquí, por tanto, no es qué es la juventud, sino cómo se utiliza un sustantivo, “juventud”, que no se corresponde con ningún agrupamiento con características específicas, en las distintas luchas sociales. En otras palabras, cómo a la juventud se ha convertido en una fuerte apuesta política, en doble sentido:
- La juventud sería la clave de la sociedad: mirar lo que hacen los jóvenes nos daría las claves del futuro de las sociedades. A partir de aquí se proponen intervenciones políticas que tienen como público privilegiado la juventud.
- Pero el punto fundamental es qué consecuencias tiene definir los problemas sociales como problemas en términos de edad y, más específicamente, como problemas de juventud.