Madrid y sus barrios: desigualdades e inseguridades
La sociología no debe aceptar las categorías procedentes del sentido común (que es también político e ideológico).
La inseguridad ciudadana es un «problema social», pero no sociológico.
¿Por qué se identifican unas zonas urbanas como «inseguras», y otras como «seguras», a pesar de las cifras de criminalidad?
La televisión tuvo la culpa
Es común culpar a los medios de comunicación de masas de pervertir las conciencias. La investigación sociológica no respalda esas acusaciones: los efectos de los media son muy limitados. Ello no impide que persista el argumento, pues sirve a múltiples propósitos, desde promover censuras hasta ofrecer un chivo expiatorio de los males más diversos -la violencia, la desobediencia infantil o el voto incorrecto de parte de la clase obrera-.
Engordando problemas sociales: obesidad y alimentación
¿Cómo sostener que estamos ante una epidemia de obesidad y que se debe a que la gente come “mal”? Seleccionando los datos que nos convienen, interpretándolos como nos conviene e ignorando el resto.
Maricas, yonquis y otros: La construcción de los grupos de riesgo del SIDA.
La extensión inicial del SIDA vino acompañada de una categorización en grupos de riesgo: homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y haitianos. Esta clasificación no deriva de rasgos objetivos: es una construcción social basada en la lógica del estigma. Al vincular el SIDA con estos grupos de riesgo, se obstaculizó la adopción de comportamientos preventivos entre la población que se consideraba “normal”. Ello aceleró la propagación de la enfermedad y sus fatales consecuencias.
Comprar el voto de los ricos
La acusación de clientelismo, normalmente infundada, se repite en períodos electorales porque ofrece explicaciones “fáciles” a la derrota de determinados
partidos políticos en barrios y pueblos habitados por las clases populares. Esta acusación parte de una concepción miserabilista de estos sectores más pobres: seres sin moral ni ideología, serían unos ignorantes paniaguados a quienes sólo interesaría aliviar sus necesidades materiales.
Alimentación saludable y desigualdad social
Se ha exagerado mucho el problema de la obesidad. Las tasas actualmente en España se han estabilizado y lo más probable es que comiencen a bajar, dado que desde hace décadas crece la práctica deportiva, el paseo y disminuye la ingesta de los productos más calóricos. La mayor tasa de obesidad en la clase trabajadora no se debe a una presunta ausencia de conocimientos o de conciencia sobre la importancia de la salud.
Las clases populares sí se preocupan por la escolaridad de sus hijos
La desigualdad social de resultados escolares no se explica por falta de voluntad, esfuerzo o expectativas de las familias de clases populares: éstas se implican fuertemente, dentro de sus posibilidades, en la escolaridad filial. Pero carecen de los recursos culturales y económicos necesarios para poder impulsar eficazmente la escolaridad filial. La diferencia básica entre estas familias y las de clases medias no es de voluntades, expectativas o importancia conferida a la escuela: es de recursos
Cuando la violencia contra los gitanos se disfraza de ciencia
Asignar a toda una comunidad unas “identidades adscriptivas y conservadoras que no permiten evolucionar y revisar la etnicidad gitana desde otros modelos más plurales basados en las libertades individuales” es un acto de violencia simbólica, profunda e injusta para quienes intentan superar el estigma aún sufriéndolo en forma de discriminaciones cotidianas.
El de los ‘ninis’ es un buen ejemplo de individualización de los problemas sociales
Los efectos de la edad, las trayectorias, el tiempo que dura la “inserción”, los puntos de partida y de llegada son muy distintos en función de la clase social. Si esto no se tiene muy claro desde el principio, se corre el peligro de sustancializar, de buscar una sustancia tras el sustantivo “juventud”. Cojamos el …