Olvidar el PowerPoint
El estudiantado universitario señala el PowerPoint como razón suficiente para no asistir a clase. Tufte demuestra que ello se debe parcialmente al propio formato de sus diapositivas. Debido a su baja densidad informativa y a la estructura de guiones jerárquicos, el PowerPoint es el peor formato para captar el interés de la audiencia y para explicar razonamientos complejos.
Cómo triunfar en un congreso de sociología
Para brillar en un congreso de sociología no basta con presentar correctamente una investigación. Es necesario convencer de que la investigación es crucial para el futuro de la sociología. Ello es posible siguiendo unos trucos sencillos.
La potencia analítica del grupo de discusión:
En 1983 Alfonso Ortí y Angel de Lucas investigaron con grupos de discusión las representaciones sociales del aborto en la población española. Su investigación es un magnífico ejemplo de la potencia analítica del grupo de discusión. Frente a las limitaciones de la encuesta, el grupo de discusión permite analizar las dinámicas discursivas: cómo los distintos …
¿Hijos independientes o familias implicadas? Los dilemas de la relación familiar con la escuela
En las investigaciones sociológicas de carácter cualitativo es habitual encontrar varios supuestos -no siempre explícitos- a la hora de analizar los discursos de los sujetos estudiados. El primero de estos supuestos es que existe una posición discursiva central (“auténtica”) y la labor del sociólogo es acceder a ella. El resto de postulados serían falsos, secundarios, …
Cómo representar como ayuda humanitaria las políticas anti-inmigración
Los relatos contra la inmigración han sufrido una transformación esencial. Desplazando el foco del inmigrante hacia las “mafias” que “trafican” con personas, han transmutado la lucha contra la inmigración en combate contra las mafias y en protección de los inmigrantes. La semiótica estructural de Greimas nos ayuda a comprender estos juegos retóricos y, con ellos, la construcción simbólica de los problemas sociales.
Notas sobre el abuso del análisis del discurso
La reciente expansión del análisis del discurso ha venido a menudo acompañada por una desmesurada ambición interpretativa: se extraen grandes conclusiones que frecuentemente no están respaldadas por los datos. Frente a esta interpretación sin límites, se impone la prudencia metodológica: respetar ciertos principios analíticos clave sobre cómo operan los discursos en la vida social y, por consiguiente, cómo procede analizarlos.
No me preguntes por qué
En la vida cotidiana, damos explicaciones muy variadas de nuestros comportamientos. Estas “explicaciones” dependen de la relación con nuestros interlocutores: cuando la relación es superficial, distante, solemos conformarnos con explicaciones “convencionales” -breves fórmulas estereotipadas que sirven para salir del paso-. Son precisamente estas fórmulas banales las que suelen recoger las encuestas, dada la superficialidad de la relación entre persona encuestadora y encuestada.
La mentira os hará libres
Saber contar una historia, armarla bien, adecuarla al interlocutor, sacrificar la verdad a la verosimilitud: éstas son en muchos casos condiciones necesarias –no suficientes- para librarse de las miserias adicionales que comporta la miseria. Mentir a quienes deciden para que no te hundan más en esa lucha desigual entre relator y juez. Y cuando dices la verdad, guardarte mucho de a quién se la dices, en qué condiciones; elegir el momento, el lugar y el interlocutor. Paradójicamente las condiciones para decir verdades son muy restrictivas.
Mentiras, inconsistencias y ambivalencias
Muchas prácticas de análisis de discurso parten de dos supuestos: a) la conducta está más determinada por la cultura interiorizada que por la situación; b) el discurso expresa los elementos culturales —actitudes, valores, etc.— que guían la acción. Frente a ello, se defiende que estamos sometidos a múltiples constricciones, a menudo contradictorias, que determinan nuestra …